El Emelec segun San Marcos, capítulo 8

Por @caminantealfa

Ayer, el bombillo completó 10 victorias seguidas (si contamos los partidos con LDU, por el subcampeonato), está a solamente una de empatar el récord ecuatoriano que ostenta El Nacional de 1976, el cual logró 11 triunfos consecutivos; en ese año, el equipo de los "puros criollos", solamente participaba en el torneo doméstico, a diferencia del Emelec que también juega Copa.

La fórmula, ya la hemos analizado en innumerables ocasiones, a través de mis posts, Emelec tiene una columna vertebral bien definida, y con jugadores que de a poco incrementan su nivel; otros que al saltar de la banca no han defraudado, como es el caso de Vinicio Angulo y Giménez.

Ayer, los millonarios, mantuvieron las acciones del juego controladas, en el primer tiempo. En este primer episodio, nunca se vio a los lojanos superiores. Sin embargo, Emelec no se atrevía a más... o mejor dicho, no podía más: En el mediocampo el único creativo era Mondaini, y Vélez, a sabiendas de eso, lo mandaba a detener por todos los medios, pocos son los centros que pudo lanzar. Giménez, Lastra y Wila mantenían la pelota y la quitaban, pero luego no sabían qué hacer con ella.

En el segundo tiempo, el técnico de la "Garra del oso", puso a Eder Vaca, y con él, la media lojana que fue floja toda la primera parte, mejoró bastante su nivel, incluso puso un claro mano a mano. De todos modos, el dominio blanco no fue abrumador, fue ligero, tanto que el gol local tuvo que venir por un error grosero del arquero Arana. Entonces, Emelec que se puede dar el lujo de dejar el mejor fútbol para el último, puso a Marcos Caicedo desde el minuto 62, casi apenas hiciera el gol Vaca. En 7 minutos más, no solamente se empató el resultado; sino que Marcos Caicedo, con un extraño gol, ayudado por Dios, por el viento, o la suerte de campeón, puso el segundo.

Son ya 8 victorias seguidas, ya no es casualidad... es una realidad, es una identidad de juego, es una plantilla superior a las demás del campeonato. Emelec sigue firme su camino, y lo mejor de todo es que, futbolísticamente, nunca se vio inferior a ningún equipo que enfrentó. La gloria es de Cristo.